martes, 15 de mayo de 2012

Espacio nacional y popular


La reciente votación sobre la estatización de YPF muestra un cambio significativo del modo de funcionar del sistema político argentino.

Una oposición abroquelada en el “grupo A” que no significó más que la versión local de experiencias destituyentes de Bolivia, Venezuela u Honduras se desintegró como fuerza articuladora.

Siempre es buena la ocasión para coincidir y fortalecer las posibilidades de la política de transformar las estructuras de manera más favorable a las mayorías populares.

Lo que ya se expresó a nivel del pueblo puede expresarse a través de sus representantes. La articulación de coincidencias fuertes y sustanciales abriría el camino a oportunidades insospechadas.

El eje puesto en la oposición entre política y corporaciones habilita avances inéditos con la condición de que la política no se autonomice de las vivencias populares.

Hay una interpelación que los partidos que integraron el “grupo A” no podrán evitar por muchos fuegos de artificio mediático que convoquen: la defensa de las corporaciones no se compadece con la representación popular. Tenemos ejemplos a raudales.

El “grupo A” fue pródigo en defensas corporativas: oligopolios mediáticos, AFJPs, sus restos incluso intentaron defender a Repsol. ¡Miembros de ese grupo esgrimieron los argumentos británicos contra la soberanía argentina en Malvinas! Su fracaso y los grados crecientes de conciencia colectiva invitan a una reconfiguración del escenario.

Habrá quienes seguirán insistiendo en la misma oposición cerril, cada vez más coherentemente expresada por un discurso de derecha tradicional, jerárquica, excluyente y con sectores antidemocráticos y discriminadores. Este discurso se consolida, está logrando la hegemonía opositora. Están mostrando el proyecto que no mostraban, es el mismo de los noventa. Por otro lado el proyecto nacional y popular con el claro liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner que convoca un amplio espectro político y social de ampliación de derechos y construcción de nuevos espacios de ciudadanía.

Quien aspire a suceder a Cristina sin el consenso de esa fuerza en construcción liderada por ella, seguramente terminará en el bloque antagónico.

Muchos militantes y algunos dirigentes que no se sienten a gusto en un bloque de derecha corporativo tienen ahora más oportunidades para redefinir sus alineamientos.

Hay hoy un proyecto de gobierno que recupera las banderas de todos los momentos libertarios y populares de nuestra historia. Interpela todas las tradiciones políticas que enarbolaron los ideales de justicia, igualdad y libertad. Así, ciertamente, refleja al peronismo, pero no solo al peronismo. No hay expresión política más genuina de las mejores tradiciones socialistas, radicales, comunistas, anarquistas, en el marco de la construcción de un modelo político y social viable y pacífico que las impulsadas por el proyecto conducido por Cristina.

Hay muchos dirigentes y militantes rezagados en relación a su pueblo. El pueblo esto ya lo sabe. Los dirigentes y militantes pueden aprenderlo. No se defiende una tradición política soportando conducciones partidarias entregadas a la oligarquía o al error y el daño. Se la defiende apoyando lo mejor para las mayorías. Y eso es apoyando a Cristina.

Siempre es necesario juntar fuerza para un proceso de transformación. Sería muy oportuno que la “política” diera cuenta de nuevos realineamientos en consonancia con las mayorías.

Si ello es así, si continua el proyecto nacional y popular sumando adhesiones, como dicen algunas pintadas callejeras (y seguramente no referidas a una línea de colectivos) ¿Dónde para el 54?

Carlos Almenara
Presidente Encuentro por la Democracia  y la Equidad de Mendoza en Nuevo Encuentro

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